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EL “BROKER” QUE QUERÍA RETIRARSE ANTES DE CUMPLIR 40 AÑOS

Mi compañero Jorge me comentaba en el 2000 en pleno burbujeo de las “puntocom”:

Tengo un amigo broker en Wall Street. Éramos compañeros de pupitre en el colegio. El hizo económicas y encontró en EEUU un buen puesto de broker, que es como allí llaman a los agentes de cambio y bolsa. Está ganando tanto que dice que si sigue la racha se jubila antes de cumplir 40 años.

Yo no le hice ni caso, no lo creí. Son cosas que se dicen, fantasmadas, boutades, pensé. Años después lo recordaba y me daba cuenta que aquellas fantasmadas del amigo de Jorge eran realidad en muchos brokers que salían del negocio millonarios antes, o después, de haberse metido en líos.

Es decir, reaccioné de igual forma que cuando vi como exhortaba el trader (*) Gordon Geko al joven e inexperto bróker Bud Fox en la película Wall Street (1987): “Hablo de 50, de 100 millones de dólares. O millonario o nada”. Salí del cine comentando con mi mujer que ese personaje estaba en exceso exagerado, que eran cosas de película americana. Varios años después comprobé que a veces la realidad, ciertamente, supera a la ficción.

Algunos productos financieros, por ejemplo los hedge funds, apenas tenían controles y restricciones de operación. Dependían básicamente de las habilidades de contratación de sus gestores y por tanto tenían una característica muy diferencial con productos financieros standard: las remuneración de los gestores se basaban en altas comisiones y bonus que llegaban a alcanzar el 25% de los beneficios que obtuvieran. Puesto que los volúmenes de contratación habitualmente eran muy elevados y las operaciones frecuentes, podemos imaginar las cifras astronómicas que llegaban a alcanzar ciertos brokers en un día, en una semana, en un mes. Y también es fácil imaginar lo que estos magos del parqué podían elucubrar si les flaqueaba la conciencia en similar proporción a su aumento de codicia.

Hay casos de demandas contra brokers por sus malas prácticas, o como responsables por las malas prácticas de sus ayudantes. Es el caso del español Javier Martín-Artajo, quien en el 2012 fue acusado por JPMORGAN en Londres de maquillar el valor de sus transacciones de complejos productos financieros para ocultar a sus jefes de la central de New York pérdidas estimadas en 4.600 millones de euros , lo cual provocó que en agosto del 2013 el gobierno de EEUU solicitara formalmente su extradición para ser juzgado en EEUU. Martín-Artajo, como Director de inversiones en bonos y renta variable europea cobraba en el 2010 12,75 millones de dólares anuales, y en el 2011 e 2012 más de 10 millones de dólares. O sea, como auguraba Geko a Bud.

La pasada semana la Sección Tercera de la Sala de lo Penal denegó la entrega de Martín-Artajo porque los hechos que se le imputan se cometieron en Londres, donde él trabajaba y tenía su sede el bando estadounidense, y porque el reclamado tiene la nacionalidad española.

Estos sofisticados casos penales son más complicados que robar una gallina y los magistrados, que no pueden ser superexpertos en toda clase de materias, se han curado en salud y se han opuesto a la extradición contra la petición de la Fiscalía sinperjuicio de que las autoridades norteamericanas puedan ejercitar la acción penal sobre el reclamado ante la jurisidicción española”, según consta en su auto. En una vista celebrada el pasado 5 de marzo, Martín-Artajo se declaróinocentey afirmó que en EEUU se enfrenta a una penaabsolutamente desproporcionada”, que alcanza los 95 años de cárcel.

Esta vez no estamos ante un economista. El español es un licenciado en Ingeniería Electrónica por ICAI , que realizó después un máster en gestión de empresas (MBA) en la universidad de Columbia de Nueva York. Con ese trampolín, fue responsable de trading en mercados emergentes de LEHMAN BROTHERS EUROPA para pasar después al DRESDNER BANK, antes de aterrizar en la Unidad de Inversión Principal de JP MORGAN en mayo de 2007, según Reuters.

«La mayoría de los traders son ludópatas y, si no lo son cuando empiezan, terminan siéndolo», asegura Javier Díaz-Giménez, economista de IESE Business School, quien coincidió en 2009 con Martín-Artajo en una mesa redonda organizada por Business Week.

No todos los técnicos financieros saben mantener las líneas rojas del riesgo y marcarse de antemano límites razonables y reconocer una pérdida (stop loss en su argot). El afán de recuperar, como los ludópatas de casino, les lleva a redoblar los riesgos hasta la hecatombe.

Además el típico perfil de “broker-ejecutivo-agresivo” incentivado por la asunción de grandes riesgos a corto plazo es, por su propia naturaleza y perfil profesional, muy propicio a mantener similar ritmo de riesgo en sus decisiones éticas y personales en general.

¿Quién o quienes, junto a los actores materiales, son también responsables de estos casos de corrupción?

¿Cómo tras repartir pistolas cargadas a nuestros colaboradores nos podría extrañar que alguna se disparase por descuido?

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(*) Diferencia entre trader y broker.- Aunque ambos vocablos se suelen usar indistintamente podríamos puntualizar que un trader, en español negociante de valores, es quien decide compras y ventas de activos financieros con ánimo lucrativo. Es responsable de las inversiones de su compañía o de varios clientes singulares. Un broker, en español agente de cambio y bolsa, es quien ejecuta las ordenes del trader

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