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El semáforo del 2015

En tiempos navideños es tradicional una mayor dedicación a la familia y echar la vista atrás para recordar y llamar a tus amistades, algunas lejanas a las que hace mucho tiempo no ves.

Cuando tomas contacto con ellos y te cuentan puedes encontrar noticias de todo tipo. Grandes alegrías como el nacimiento de un nuevo miembro en la familia, incorporaciones a mejores puestos de trabajo, o cualquier asunto satisfactorio. Del mismo modo pueden comunicarte enfermedades aparecidas, problemas familiares o dificultades laborales.

Asistiendo a una reunión de colegas de profesión de las que proliferan en Navidad encontré a Plácido.

Plácido es un ingeniero de mi misma promoción al que no veía desde hace unos 3 años.

Trabaja en General Chemical como Director de Marketing Estratégico y me cuenta que desde el inicio del 2014 también imparte clases de Ética y RSC en la Escuela de Negocios ABS.

Plácido hace honor a su nombre, siempre fue un hombre sosegado, tranquilo, amante de la conversación y el debate de ideas. Es un ingeniero atípico. Yo le pregunto si sigue siendo un “ingeniero de letras”, título que yo le otorgué en su día por su amor al conocimiento en general.

Le encuentro armando un borrador de consejos para el nuevo año.

– ¿Qué haces Plácido? – le digo

– Estoy construyendo el semáforo del 2015 para mis alumnos

– ¿Y eso que es? ¿Otra de tus “bromaserias”?

Plácido llama “bromaserias” a todas sus chorradas que incorporan pizcas de carga filosófica-empresarial. No me extraña que le hayan fichado de profesor en Advanced Business School.

A veces se adelanta a su tiempo. Hace más de 20 años, cuando aún no había nacido el concepto de la Responsabilidad Social Empresarial, él ya advertía de los desmanes de las empresas y de su falta de conciencia medioambiental y social. Me acuerdo de su sentencia : “Lo digo yo, tontería. Lo dijo Kant, filosofía”

– No, no. Esto es serio – Me aclara Plácido – A principios de año todos hacemos nuestros planes de mejora y fijamos nuestros objetivos. Tanto a título personal como profesional. Pues bien yo he montado unos sencillos consejos en tres categorías:

SEMÁFORO VERDE : Conceptos  de atención imprescindible.

SEMÁFORO AMBAR: Conceptos que no son universalmente válidos, y que debemos evaluar en cada caso y situación.

SEMÁFORO ROJO: Conceptos a evitar en cualquier situación.

– Tiene sentido. Entiendo que te distancias de esos típicos mensajes generales que aplicados indiscriminadamente, en algún caso podrían confundir al destinatario y conducirle a error.

– Exactamente. Justo eso es mi intención. ¡Verde, ambar, rojo!

Me alegro haber reencontrado a Plácido. He quedado para vernos más a menudo, con él siempre hay tema.

Y os lo he querido presentar a vosotros para que disfrutéis conmigo de sus historias durante el 2015.

Espero que os gusten y complacidos le saludéis:

Plácido. ¡Encantado de conocerte!

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